Despues de decirle a Grego que su nombre es bastante original, me dispuse a buscar un sitio para comer la hamburguesa del ese lugar "a la parrilla".
Con el #30 ubicado estrategicamente en la esquinita de la mesa, espere casi nada mi pedido. Mientras veía pasar a los color leche semestrales, todavía pensaba en la cuestion del 4to piso, 205-8 Tec. Es que tal vez nunca había reflexionado sobre la preferencia del 4to piso sobre el cine. Y es que, si se analiza a detalle minucioso, el cine tiene cualidades y características peligrosas que no se pueden evadir. Digo, imaginate, ir al cine (en pareja)implica exponerte ante el populo, una cosa puede llevar a la otra y cuando menos lo esperas te puedes encontrar rozando la mano de la persona de la butaca de al lado. Si dejas pasar el tiempo y ya acostumbrados a la oscuridad de la sala puedes incluso llegar a abrazarlo, acariciarlo o hasta robarle un beso. Es, entonces, más comodo permanecer en el anonimato del 4to piso, donde la intimidad es producto de la casualidad, donde no se pide un título a la pareja en cuestión, donde es casi imposible encontrarte a terceras personas a quienes la situación obligaría a presentar. (Fulanito X te presento a fulanito Y).
En el 4to piso todo es y fue tan sencillo como una tele, y dos amigos que disfrutaban de la mutua compañía. Entonces...pensandolo bien...no hizo tanta falta ir a una sala de cine...¿o sí?
(Por cierto Grego es mujer...y es vizca)
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