Son las 9 pm, tomo mis maletas y me dirijo al anden de salidas internacionales, mientras escucho una voz que anuncia el vuelo 246 con destino a Charles DeGaulle en Paris. Ese es tu avión, decía mi madre mientras una lágrima rodaba en su mejilla. Con un nudo en la garganta solo atine a decirle, -no llores ma’ el tiempo pasa muy rápido y cuando menos lo esperes vas a tenerme de regreso, además piensa que vas a descansar un tiempo de mí-. Con una sonrisa y voz entre cortada me dio la bendición, pues como buena madre mexicana confiaba a dios mi futuro. Caminando por el pasillo que me conduciría al avión, y dejando atrás todo lo que hasta ese momento tenia, no podía comprender el sentimiento que me embargaba. Era una sensación contradictoria, me sentía feliz, triste y nerviosa…sentía todo a la vez.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario