domingo, septiembre 14, 2014

Ciber datos- hora de borrar-me

Me acaban de llamar de Chihuahua un desconocido que encontró mi celular por medio de un blog que hace años no usaba.

Definitivamente en la vida real como en la digital, es necesario cerrar ciclos. Cerrar la puerta y poner candados.

Bah...

jueves, julio 25, 2013

Ready for Europe: 2013!!!



Un pie alla... : D

miércoles, julio 10, 2013

Que te digan

"Peciosa" vs "se me paro baby"

Uno decide a quien creerle...

domingo, junio 23, 2013

Como hoy

Hace mucho tiempo que he querido estar como hoy,
sin que me pese el tiempo, el pasado y los recuerdos.

Con la mente clara, sin grandes preocupaciones,
planes sencillos y alcanzables.

Hace mucho tiempo que quería sentirme como hoy.


martes, junio 11, 2013

NY en 2013: tu y yo

Yo estuve en Enero después festejar el Año Nuevo con mi amiga la que hace cine... y me acabo de dar cuenta que tu estuviste en Junio para celebrar tu segundo aniversario de casado.

Pudiste escoger cualquier lugar y elegiste Nueva York... la ciudad que hemos vivido a la distancia, con recuerdos que no compartimos físicamente pero si en espíritu. En donde te topaste el maratón de Santa Claus y en donde yo fui al espectáculo argentino al que siempre quisimos asistir juntos.

Quiero dejar de pensar que seguimos nuestros pasos, pero de verdad....viviste Nueva York sin mi!!
(te pasaste)

lunes, septiembre 10, 2012

Quisiera

Quisiera saber que espero de la vida...
que quiero tener y hacia donde me dirijo...

Manolo me dijo que hasta que me case
y tenga hijos voy a saber que quiero y a donde voy...

Pero el problema es que para llegar a ese punto,
tengo primero que saber con quien...

jueves, agosto 09, 2012

microcuentos

Debatía el corazón con el cerebro: - No eres tu. Soy yo. (Luis De León)

miércoles, agosto 08, 2012

Mi nuevo trabajo...


Alcanzar el cielo.

miércoles, mayo 09, 2012

New job.. new new

Tengo un nuevo empleo... tenia que escribir sobre esto. Mi jefa anda en Europa así que no he tenido la oportunidad de decir que le estoy entendiendo al 100% a esto. Pero ahí voy.. poco a poco, sin prisa. Teniendo  juntas con gente importante, ya hasta fui con el Obispo ande usted.

También tengo un novio, no quería ni tenia que escribir sobre esto pero bueno salio así. No se que vaya a pasar, creo que me gusta mi vida 'en solo'. Estaré mal?



sábado, marzo 24, 2012

Como saber que quieren....

Que hago con mis padres!!! :S

viernes, febrero 24, 2012

Me gusta...

estrenar audifonos nuevos... y hacerle un nudito para saber cuál es el izquierdo.

(lo aprendi de ti)

lunes, febrero 20, 2012

Happy =)

martes, febrero 07, 2012

"El que se deprime, se distrae de la vida"


VIERNES, AGOSTO 07, 2009

La maldita depresión

Ha habido 2 momentos en mi vida en los que me he sentido tan deprimida que
casi no podía reconocerme.

El primero de ellos fue la etapa que viví en Montreal con el clima extremo,
la soledad, la inestabilidad afectiva, la falta de rumbo, los choques culturales,
la constante sensación de ahogo y la tortura de una tesis de maestría
que no veía fin. Sentía que mi vida era gris, como el invierno de Montreal...

En ese momento traté de enfrentar todos esos "problemas" y superar la crisis,
pero en vez de eso, decidí alejarme, huir, regresar a México y comenzar
desde cero una nueva etapa de forma más libre y renovada. No puedo
decir que fue la decisión más inteligente, pero sí me hizo sentir mucho mejor.
Renació la fe que tenía en mí y de pronto comencé a ver la vida a colores.

El segundo momento de depresión lo viví cuando empecé con la parálisis.
El punto más terrible fue hace poco más de un año cuando estaba llevando
una terapia en Coatza, justo antes de venir a Guadalajara. Fueron los peores
días de la enfermedad en el aspecto anímico. Estaba realmente enojada.
Con la vida, con los doctores, con mis amigos, con mi familia, conmigo misma...

Hoy me sorprende que el hecho de enterarme del cáncer me haya asustado,
pero al mismo tiempo me haya dado una reconciliación conmigo.
Todavía tengo algunos bajones, pero esa rabia que sentí todo el año
pasado se ha ido disolviendo poco a poco. No puedo permitir volver a
autocompadecerme de esa forma...

En cierta forma me arrepiento de todo el tiempo que perdí teniéndome
lástima. Toda esa energía perdida que pude haber utilizado para tantas
cosas increíbles. Como dice Ernesto PC, "hay tanto por leer,
y tanto por ver, por escuchar, por crear..."
Y en ese sentido este año ha sido muy diferente.

No sabía cómo describirlo exactamente, pero en la
conferencia que fui ayer en el ITESO, el psicólogo Luis Oggier
lo dijo perfectamente usando las palabras de Facundo Cabral:

"El que se deprime, se distrae de la vida"

Y la vida es lo único que tengo...

Amaya

(http://amayamarichal.blogspot.com/2009/08/la-maldita-depresion.html?m=1)

jueves, enero 26, 2012

Nueva oficina

Despúes de 5 años.. la próxima foto será cuando la deje vacía... muchos recuerdos...

martes, diciembre 13, 2011

Sal con una chica que no lee / Sal con una chica que lee

Sal con una chica que no lee (Por Charles Warnke)

Sal con una chica que no lee. Encuéntrala en medio de la fastidiosa mugre de un bar del medio oeste. Encuéntrala en medio del humo, del sudor de borracho y de las luces multicolores de una discoteca de lujo. Donde la encuentres, descúbrela sonriendo y asegúrate de que la sonrisa permanezca incluso cuando su interlocutor le haya quitado la mirada. Cautívala con trivialidades poco sentimentales; usa las típicas frases de conquista y ríe para tus adentros. Sácala a la calle cuando los bares y las discotecas hayan dado por concluida la velada; ignora el peso de la fatiga. Bésala bajo la lluvia y deja que la tenue luz de un farol de la calle los ilumine, así como has visto que ocurre en las películas. Haz un comentario sobre el poco significado que todo eso tiene. Llévatela a tu apartamento y despáchala luego de hacerle el amor. Tíratela.

Deja que la especie de contrato que sin darte cuenta has celebrado con ella se convierta poco a poco, incómodamente, en una relación. Descubre intereses y gustos comunes como el sushi o la música country, y construye un muro impenetrable alrededor de ellos. Haz del espacio común un espacio sagrado y regresa a él cada vez que el aire se torne pesado o las veladas parezcan demasiado largas. Háblale de cosas sin importancia y piensa poco. Deja que pasen los meses sin que te des cuenta. Proponle que se mude a vivir contigo y déjala que decore. Peléale por cosas insignificantes como que la maldita cortina de la ducha debe permanecer cerrada para que no se llene de ese maldito moho. Deja que pase un año sin que te des cuenta. Comienza a darte cuenta.

Concluye que probablemente deberían casarse porque de lo contrario habrías perdido mucho tiempo de tu vida. Invítala a cenar a un restaurante que se salga de tu presupuesto en el piso cuarenta y cinco de un edificio y asegúrate de que tenga una vista hermosa de la ciudad. Tímidamente pídele al mesero que le traiga la copa de champaña con el modesto anillo adentro. Apenas se dé cuenta, proponle matrimonio con todo el entusiasmo y la sinceridad de los que puedas hacer acopio. No te preocupes si sientes que tu corazón está a punto de atravesarte el pecho, y si no sientes nada, tampoco le des mucha importancia. Si hay aplausos, deja que terminen. Si llora, sonríe como si nunca hubieras estado tan feliz, y si no lo hace, igual sonríe.

Deja que pasen los años sin que te des cuenta. Construye una carrera en vez de conseguir un trabajo. Compra una casa y ten dos hermosos hijos. Trata de criarlos bien. Falla a menudo. Cae en una aburrida indiferencia y luego en una tristeza de la misma naturaleza. Sufre la típica crisis de los cincuenta. Envejece. Sorpréndete por tu falta de logros. En ocasiones siéntete satisfecho pero vacío y etéreo la mayor parte del tiempo. Durante las caminatas, ten la sensación de que nunca vas regresar, o de que el viento puede llevarte consigo. Contrae una enfermedad terminal. Muere, pero solo después de haberte dado cuenta de que la chica que no lee jamás hizo vibrar tu corazón con una pasión que tuviera significado; que nadie va a contar la historia de sus vidas, y que ella también morirá arrepentida porque nada provino nunca de su capacidad de amar.

Haz todas estas cosas, maldita sea, porque no hay nada peor que una chica que lee. Hazlo, te digo, porque una vida en el purgatorio es mejor que una en el infierno. Hazlo porque una chica que lee posee un vocabulario capaz de describir el descontento de una vida insatisfecha. Un vocabulario que analiza la belleza innata del mundo y la convierte en una alcanzable necesidad, en vez de algo maravilloso pero extraño a ti. Una chica que lee hace alarde de un vocabulario que puede identificar lo espacioso y desalmado de la retórica de quien no puede amarla, y la inarticulación causada por el desespero del que la ama en demasía. Un vocabulario, maldita sea, que hace de mi sofística vacía un truco barato.

Hazlo porque la chica que lee entiende de sintaxis. La literatura le ha enseñado que los momentos de ternura llegan en intervalos esporádicos pero predecibles y que la vida no es plana. Sabe y exige, como corresponde, que el flujo de la vida venga con una corriente de decepción. Una chica que ha leído sobre las reglas de la sintaxis conoce las pausas irregulares –la vacilación en la respiración– que acompañan a la mentira. Sabe cuál es la diferencia entre un episodio de rabia aislado y los hábitos a los que se aferra alguien cuyo amargo cinismo countinuará, sin razón y sin propósito, después de que ella haya empacado sus maletas y pronunciado un inseguro adiós. Tiene claro que en su vida no seré más que unos puntos suspensivos y no una etapa, y por eso sigue su camino, porque la sintaxis le permite reconocer el ritmo y la cadencia de una vida bien vivida.

Sal con una chica que no lee porque la que sí lo hace sabe de la importancia de la trama y puede rastrear los límites del prólogo y los agudos picos del clímax; los siente en la piel. Será paciente en caso de que haya pausas o intermedios, e intentará acelerar el desenlace. Pero sobre todo, la chica que lee conoce el inevitable significado de un final y se siente cómoda en ellos, pues se ha despedido ya de miles de héroes con apenas una pizca de tristeza.

No salgas con una chica que lee porque ellas han aprendido a contar historias. Tú con la Joyce, con la Nabokov, con la Woolf; tú en una biblioteca, o parado en la estación del metro, tal vez sentado en la mesa de la esquina de un café, o mirando por la ventana de tu cuarto. Tú, el que me ha hecho la vida tan difícil. La lectora se ha convertido en una espectadora más de su vida y la ha llenado de significado. Insiste en que la narrativa de su historia es magnífica, variada, completa; en que los personajes secundarios son coloridos y el estilo atrevido. Tú, la chica que lee, me hace querer ser todo lo que no soy. Pero soy débil y te fallaré porque tú has soñado, como corresponde, con alguien mejor que yo y no aceptarás la vida que te describí al comienzo de este escrito. No te resignarás a vivir sin pasión, sin perfección, a llevar una vida que no sea digna de ser narrada. Por eso, largo de aquí, chica que lee; coge el siguiente tren que te lleve al sur y llévate a tu Hemingway contigo. Te odio, de verdad te odio.


VS


Sal con una chica que lee (Por Rosemary Urquico)

Sal con alguien que se gasta todo su dinero en libros y no en ropa, y que tiene problemas de espacio en el clóset porque ha comprado demasiados. Invita a salir a una chica que tiene una lista de libros por leer y que desde los doce años ha tenido una tarjeta de suscripción a una biblioteca.

Encuentra una chica que lee. Sabrás que es una ávida lectora porque en su maleta siempre llevará un libro que aún no ha comenzado a leer. Es la que siempre mira amorosamente los estantes de las librerías, la que grita en silencio cuando encuentra el libro que quería. ¿Ves a esa chica un tanto extraña oliendo las páginas de un libro viejo en una librería de segunda mano? Es la lectora. Nunca puede resistirse a oler las páginas de un libro, y más si están amarillas.

Es la chica que está sentada en el café del final de la calle, leyendo mientras espera. Si le echas una mirada a su taza, la crema deslactosada ha adquirido una textura un tanto natosa y flota encima del café porque ella está absorta en la lectura, perdida en el mundo que el autor ha creado. Siéntate a su lado. Es posible que te eche una mirada llena de indignación porque la mayoría de las lectoras odian ser interrumpidas. Pregúntale si le ha gustado el libro que tiene entre las manos.

Invítala a otra taza de café y dile qué opinas de Murakami. Averigua si fue capaz de terminar el primer capítulo de Fellowship y sé consciente de que si te dice que entendió el Ulises de Joyce lo hace solo para parecer inteligente. Pregúntale si le encanta Alicia o si quisiera ser ella.

Es fácil salir con una chica que lee. Regálale libros en su cumpleaños, de Navidad y en cada aniversario. Dale un regalo de palabras, bien sea en poesía o en una canción. Dale a Neruda, a Pound, a Sexton, a Cummings y hazle saber que entiendes que las palabras son amor. Comprende que ella es consciente de la diferencia entre realidad y ficción pero que de todas maneras va a buscar que su vida se asemeje a su libro favorito. No será culpa tuya si lo hace.

Por lo menos tiene que intentarlo.

Miéntele, si entiende de sintaxis también comprenderá tu necesidad de mentirle. Detrás de las palabras hay otras cosas: motivación, valor, matiz, diálogo; no será el fin del mundo.

Fállale. La lectora sabe que el fracaso lleva al clímax y que todo tiene un final, pero también entiende que siempre existe la posibilidad de escribirle una segunda parte a la historia y que se puede volver a empezar una y otra vez y aun así seguir siendo el héroe. También es consciente de que durante la vida habrá que toparse con uno o dos villanos.

¿Por qué tener miedo de lo que no eres? Las chicas que leen saben que las personas maduran, lo mismo que los personajes de un cuento o una novela, excepción hecha de los protagonistas de la saga Crepúsculo.

Si te llegas a encontrar una chica que lee mantenla cerca, y cuando a las dos de la mañana la pilles llorando y abrazando el libro contra su pecho, prepárale una taza de té y consiéntela. Es probable que la pierdas durante un par de horas pero siempre va a regresar a ti. Hablará de los protagonistas del libro como si fueran reales y es que, por un tiempo, siempre lo son.

Le propondrás matrimonio durante un viaje en globo o en medio de un concierto de rock, o quizás formularás la pregunta por absoluta casualidad la próxima vez que se enferme; puede que hasta sea por Skype.

Sonreirás con tal fuerza que te preguntarás por qué tu corazón no ha estallado todavía haciendo que la sangre ruede por tu pecho. Escribirás la historia de ustedes, tendrán hijos con nombres extraños y gustos aún más raros. Ella les leerá a tus hijos The Cat in the Hat y Aslan, e incluso puede que lo haga el mismo día. Caminarán juntos los inviernos de la vejez y ella recitará los poemas de Keats en un susurro mientras tú sacudes la nieve de tus botas.

Sal con una chica que lee porque te lo mereces. Te mereces una mujer capaz de darte la vida más colorida que puedas imaginar. Si solo tienes para darle monotonía, horas trilladas y propuestas a medio cocinar, te vendrá mejor estar solo. Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, invita a salir a una chica que lee.

O mejor aún, a una que escriba.


Obtenido en: http://www.elmalpensante.com/index.php?doc=display_contenido&id=1904&pag=2&size=n